martes, enero 31, 2006

Kolót: Ben Laden a unas cuadras - por Gustavo D. Perednik

Ben Laden a unas cuadras - por Gustavo D. Perednik
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Tuesday, 31 de January de 2006, 18:45
 
Ben Laden a unas cuadras

por Gustavo D. Perednik
publicado originalmente en Libertad Digital

A largo plazo, habrá paz cuando los palestinos absorban la cruda realidad: que nunca han tenido un país en estas tierras, que es imposible "recuperar" una capital que nunca les perteneció, que su identidad nacional tiene menos de un siglo, y no milenios, y que el sendero de la paz con Israel les trae más beneficios que la violencia suicida. A medio plazo, habrá paz cuando se desembaracen de ideas a las que los indujeron factores externos, especialmente desde Europa: que hacer volar un ómnibus de escolares es aceptable en ciertas circunstancias, y que sus desdichas son culpa de Israel.
Es característica general de los regímenes árabes deslindar sus responsabilidades por las lacras y falencias propias. El islamismo ha elevado esa tendencia a un plano universal: el Islam, perfecto, aguarda el colapso de Occidente, pútrido, para hacerse cargo de las riendas del mundo y redimirlo. A la espera de ese apocalipsis, procede a distorsionar la realidad, que es bastante simple: cuando el islamismo se hace cargo no hay redención alguna, sino estancamiento, enseñanza del odio, postración, sacralización de la muerte.
 
Y no puede compararse con ningún segmento del cristianismo, ni del judaísmo, ni de ninguna otra religión, en las que no hay fracciones armadas que empuñen utopías totalitarias en aras de la hegemonía mundial. De hecho, el islamismo no se asemeja a cualesquiera movimientos religiosos, sino al nazifascismo o al comunismo.
 
Los resultados de las elecciones palestinas (25-1-06) revelan nuevamente la proclividad a la necrofilia. Ya hemos denunciado que el hasta ahora Gobierno del Fatah incluye grupos terroristas como el Tanzim, pero el jueves el terrorismo se ha entronizado: 76 de los 132 representantes palestinos pertenecen al Hamas, creado en 1987 como ala local de la Hermandad Musulmana, fundada a su vez en 1929 en Egipto.
 
Su plataforma de 36 artículos (18-8-88) establece en el preámbulo que "el Islam va a destruir Israel como ya ha destruido a otros", que "el Día de Juicio llegará cuando los musulmanes maten a los judíos" (artículo 7) y que "Palestina es íntegramente tierra islámica y todo musulmán debe procurar liberarla dondequiera se halle" (artículo 13). El cordial documento cita de Los Protocolos de los Sabios de Sión, culpa a los judíos de las revoluciones francesa y rusa y de las dos guerras mundiales, y advierte de que "abandonar la lucha contra el sionismo es alta traición y se castigará a los malditos traidores" (artículo 32).
 
Hamas comenzó su serie de asesinatos de israelíes con el de Avi Sasportas (18-2-89), y desde entonces mató a sangre fría a más de 600 israelíes y celebró tanta muerte con danzas y disparos.
 
Los optimistas incorregibles dirán que el programa de un grupo belicoso se modera cuando éste alcanza el poder. Pero ya han mostrado los talibanes y los ayatolás que el ejercicio del poder islamista es tan destructivo como sus "programas": no actúa para elevar de su rezago a las sociedades que secuestra, sino para destruir el progreso de las demás. Es un impulso devastador disfrazado de servicio a la divinidad –ropaje bastante más ambicioso que el de la raza o la clase social, que esgrimieron los otros dos  totalitarismos del siglo XX.
 
Varios diagnósticos vienen proponiéndose acerca de las causas del triunfo de Hamas. Unos sostienen que la retirada unilateral israelí de Gaza dio ímpetu a los terroristas. Así, el titular de primera página del periódico Makor Rishón rezaba (27-1-06): "Cinco meses después de la Desconexión: el Estado de Hamastán". Otros encuentran en "la ocupación" la raíz de todos los males, Hamas incluido. Así lo sostuvieron parlamentarios israelíes que son palestinos, y que aquí pueden expresarse con mayor libertad que en los países árabes. Una tercera opinión apunta al hartazgo de los palestinos debido a la endémica corrupción de su gobierno. El voto a los binlanden locales habría intentado castigar a funcionarios venales más que someterse a la interpretación sanguinaria del Corán.
 
El diagnóstico certero requiere de mayor perspectiva histórica, pero a Israel lo aqueja el dilema inmediato de cómo actuar.
 
El mismo viejo eco
 
En principio, podríamos guardar cauto pesimismo hasta ver los primeros pasos del Hamas y mientras tanto destacar el aspecto positivo de los comicios. Después de todo, los palestinos están, junto a libaneses e iraquíes, entre los primeros pueblos árabes que empiezan a ensayar la democracia. Por supuesto, el comienzo es difícil, y por ahora se trata de una democracia muy imperfecta. Las últimas elecciones tuvieron lugar hace diez años, y la libertad de expresión de los palestinos está cercenada (salvo los que viven en Israel).
 
Según el Centro Palestino para los Derechos Humanos (22-1-06), durante estos comicios muchos imanes trasgredieron la ley al transformar sus sermones en arengas a favor del Hamas. En la mezquita Al Susi, en Gaza, se desató una batahola (21-1-06) cuando los feligreses quisieron justamente detener la propaganda política.
 
Imperfecciones a un lado, podría haber despertado alguna esperanza el ver cómo los palestinos comenzaban a construir una democracia. Nunca admitirán que se lo deben al ejemplo de Israel, y tampoco éste espera al respecto gratitud alguna, salvo la que consiste en que nos dejen vivir en paz. Entre democracias no hay guerras, y la consolidación entre ellos de una sociedad libre es condición necesaria para la paz.
 
Concretamente, el hecho de que Hamas participara de las elecciones (a diferencia de la Yihad Islámica, que las boicoteó) indica de por sí que, aunque siga insistiendo en que actúa por derecho divino, en rigor ha recibido su mandato del pueblo por vía de instituciones que se supone habrá de respetar. Hasta aquí la visión del optimismo, tal vez excesivo.
 
Una más escéptica sostendría que, para evitar que Hamas reanude en breve los atentados terroristas masivos que ya anuncia, debería procederse como en Argelia. Allí, cuando en 1991 los islamistas ganaron las elecciones, éstas fueron canceladas y se abrió un proceso de lenta democratización social que llevó a que en 2004 los terroristas fueran derrotados en las urnas. Se trata de una de las grandes paradojas que jaquean a las democracias: hasta qué límite pueden admitir en su seno a quienes explícitamente proclaman el propósito de destruirlas.
 
Con todo, la nación argelina no vociferaba el designio de aniquilar a otra nación, y por ello la solución a su problema fue un asunto interno. Con los palestinos es diferente, porque si la Autoridad Palestina vuelve a transformarse en un instrumento encaminado a destruir el Estado hebreo, éste no podrá permanecer indiferente.
 
Hasta ahora las autoridades palestinas expresaron su impotencia o su desgano para desarmar a los esbirros del terror. Esta impotencia incluyó al más moderado de los dirigentes palestinos, Nabil Shaath, quien dirigió la campaña electoral de Fatah. Las consecuencias están a la vista: el terror se ha apoderado de la Autoridad Palestina, y toda su maquinaria de seguridad puede caer en sus manos.
 
A largo plazo, decíamos, habrá paz cuando los palestinos aprendan que en Palestina nunca tuvieron un Estado, ya que hasta 1920 los únicos palestinos eran los hebreos: Fondo Nacional Palestino, Orquesta Filarmónica Palestina, diario Palestine Post... todos judíos. La brigada de voluntarios judíos que combatió al franquismo se denominaba Brigada Palestina, como la que combatió en el ejército británico durante la Segunda Guerra. Y no hablaban árabe sino hebreo, y leían el alfabeto de Jesús, un judío en Judea, jamás palestino. El predecesor de Arafat, Ahmed Shuqeiri, lo expuso en la ONU (31-3-56): "Palestina no es sino Siria del Sur".
 
Durante la segunda mitad del siglo XX la voz palestinos sufrió una metamorfosis semántica sin parangón. Los judíos de Sión dejaron de utilizarla al independizarse (15-5-48), y el término fue abandonado en el limbo semántico, del que lo recogieron los árabes. Esta transformación no les quita derechos a un Estado propio, pero sí debería acallarlos cuando se proclaman únicos dueños de esta tierra.
 
Y a medio plazo, decíamos, no habrá guerra cuando decidan crear lo propio en lugar de destruir lo ajeno. Esa decisión parece hoy más remota, porque, aun si Europa se decide a unirse a Israel y a EEUU para enfrentar a Hamas, el régimen iraní lo proveerá de arsenales y recursos.
 
Cuando los iraníes votaron limitadamente eligieron lo peor. Los palestinos también. Y por más que Israel siga haciendo esfuerzos por forjar un Oriente Medio de paz, desde la nueva Autoridad Palestina reverbera el mismo mensaje que desde Teherán, como un eco tenebroso: "Pasarán cientos de años, pero de las ruinas de nuestras ciudades siempre resurgirá el odio contra ese pueblo que es el responsable de todo lo sucedido y de lo que padecemos: el judío internacional" (Adolf Hitler, Mi testamento político, 29-4-45).
 
 
Gustavo D. Perednik es autor, entre otras obras, de La Judeofobia (Flor del Viento), España descarrilada (Inédita Ediciones) y Grandes pensadores judíos (Universidad ORT de Uruguay).

Kolót: EL LAPIZ ARMADO DE HAMAS

EL LAPIZ ARMADO DE HAMAS
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Tuesday, 31 de January de 2006, 19:09
 
EL LAPIZ ARMADO DE HAMAS
Fue la primera mujer palestina dedicada a la viñeta política.Sus dibujos son tan temidos por Israel como las acciones terroristas.Sharon, su personaje predilecto, suele aparecer comiéndose niños palestinos. El humor con odio de Omaya representa la actitud de Hamas, ahora primera fuerza política.
MONICA G. PRIETO. Enviada especial a Gaza
LA PAZ HA MUERTO. Muy crítica con Naciones Unidas, cuya labor de intermediación no para las balas israelíes.
LA PAZ HA MUERTO. Muy crítica con Naciones Unidas, cuya labor de intermediación no para las balas israelíes.

Cuando sólo era una niña, Omaya no podía dejar de dibujar. Usaba todo aquello que tenía a su alcance y lo hacía sobre cualquier superficie lisa que encontrara a su disposición. «Dibujaba en las paredes, en los libros del colegio y en los que había por casa, en las mesas, en el suelo ». Su necesidad de expresarse mediante los trazos de sus lápices sustituía otros juegos infantiles, y sus padres le dejaban hacer sin sospechar que en realidad se trataba de una vocación, de un don que convertiría a Omaya en la primera mujer palestina y del mundo árabe en dedicarse a la viñeta política, como tampoco podían imaginar que su posterior evolución personal la asociaría por siempre con la organización islámica Hamas.

Hoy, el lápiz de Omaya Juha es tan temido por los israelíes como muchas acciones de las milicias palestinas. Sus despiadadas críticas al Gobierno hebreo y su particular mirada de la actualidad política, que publica en forma de viñetas cada semana en Ar Risala, la revista del Movimiento de Resistencia Islámico, a diario en el rotativo Al Hayat al Yadiha -órgano de la Autoridad Nacional Palestina- y esporádicamente en la edición electrónica de Al Yazira, la han convertido en un icono de la resistencia desarmada contra la ocupación israelí.

La dibujante comparte la ideología y las firmes creencias religiosas de Hamas -que acaba de alzarse con la mayoría absoluta en las elecciones legislativas palestinas celebradas el pasado miércoles- pero no milita en la formación «para salvaguardar mi independencia», dice. Se declara una «amante de la libertad». Para esta mujer de 32 años, criada en una familia desplazada en 1948 y reasentada en Gaza, la libertad significa el final de la ocupación, el regreso de los refugiados, la devolución de Jerusalén a los palestinos , en definitiva, las reclamaciones de Hamas y del resto de grupos locales. «Los militantes combaten con sus fusiles, yo combato con mi lápiz. Aquí todos somos combatientes», explica desde su despacho de Gaza, decorado con dibujos infantiles que nada tienen que ver con el tono de su trabajo.

La niña que una vez llenara de garabatos las paredes de su casa familiar se ha convertido en una mujer de profundas convicciones religiosas, ataviada con abaya (túnica) y hijab (velo) negros.Su apariencia frágil y amable contrasta con un discurso integrista que no tiene nada que envidiar al de los líderes más fanáticos de la organización islámica. «Creo que Israel no debería existir.Somos los dueños de estas tierras. Los judíos deberían residir aquí como ciudadanos, pero no con un país propio. Hamas, Fatah, todas las facciones tienen esa ideología. Queremos toda la tierra, toda Palestina, y no aceptaremos la división de nuestro país».

Sus palabras dan una idea del contenido de sus viñetas, tan afiladas como alineadas con la línea extrema de Hamas. Como la que representa el mapa de Palestina (la Palestina de 1948, previa a la invasión) en color rojo atravesada por alambres de espino, chorreando gotas de sangre. O esa otra en la que dos ramas de olivo, símbolo de la paz, han quedado desintegradas al paso de un carro de combate, o aquella en la que un alicate donde se lee «unidad nacional» corta una valla -como la que rodea los territorios ocupados- que se antoja la palabra «ocupación». «Me limito a expresar el dolor de los míos, los sentimientos de los que no tienen la posibilidad de hacerlos públicos».

Nacida en 1972, Omaya comenzó a destacar en el colegio por sus dibujos y por su aplicación en los estudios, que demostraría en la Universidad de Al Azhar, en Gaza, cuando en 1995 se convirtió en la licenciada con mayor nota de su promoción por el Departamento de Matemáticas. El 95% de aciertos que obtuvo en su examen le aseguró una plaza de profesora. Pero la verdadera vocación de Omaya, que desde los 16 años coleccionaba las viñetas de Naji al Ali -el primer dibujante palestino que abordó asuntos políticos, cuyas tiras atacaban por igual a israelíes y palestinos, asesinado en 1987-, se impuso durante sus años universitarios, cuando era tan conocida por su brillante dominio de las matemáticas como por sus despiadados trazos. «Cuando llegué a la universidad descubrí que podía dibujar de forma profesional, que también podía ser como Naji al Ali». Los ánimos de sus colegas, cautivados por sus dibujos, le llevaron a presentar sus primeros trabajos a Ar Risala. Fue en 1997, y desde entonces sus ilustraciones nunca han faltado a la cita del semanario de Hamas.

Dos años después llegó Al Quds (Jerusalén, en árabe), un diario árabe editado en la ciudad disputada, bajo control israelí desde 1967, en el que no permaneció mucho. «En algunos asuntos, como los refugiados o los mártires [término usado entre los palestinos para referirse a los suicidas], el periódico rechazaba mis dibujos por la presión israelí. La censura militar se convirtió en censura internacional. Mis editores me dijeron: "No podemos publicar ninguna viñeta sobre el derecho al retorno de los refugiados porque los israelíes se oponen, y lo mismo ocurre con los mártires"».Suficiente para que Omaya abandonara Al Quds para incorporarse de Al Hayat al Yadiha en 2002, en cuyas páginas sigue publicando hoy en día.

INTELECTUALES

Esta mujer menuda de 32 años no es un caso aislado, como han puesto de manifiesto los comicios celebrados el pasado miércoles.La mayoría de los palestinos, hasta ahora gobernados por un partido laico, han sorprendido a medio mundo refrendando en las urnas al Movimiento de Resistencia Islámico con un doble objetivo: censurar la corrupción y la desidia que caracteriza a la dividida Fatah y entregar su confianza a una agrupación que, pese a la imagen de Occidente y su sangriento historial, no sólo está compuesta de militantes suicidas y fanáticos líderes religiosos.

Un elevado número de catedráticos, periodistas, economistas, empresarios y otros profesionales militan en las filas del Movimiento de Resistencia Islámico, y muchos de ellos concurrieron como candidatos a los comicios legislativos junto a líderes cristianos y desertores de Fatah. Son el sector moderado e instruido de la organización y la clave de su victoria, la otra cara de una formación fundada en 1987 como heredera de los Hermanos Musulmanes que predica la destrucción del Estado de Israel y es percibida por la comunidad internacional como una organización terrorista mientras que, en Oriente Próximo, es sinónimo de eficacia, honestidad y lucha social.

Frente a la debilitada Fatah -la agrupación fundada por Yasir Arafat que, desde la desaparición del rais, hace ahora 14 meses, se encuentra inmersa en disputas internas dirimidas a menudo a tiros- Hamas se ha ganado en las dos últimas décadas un papel imprescindible en la sociedad mediante una doble labor: por un lado sus acciones armadas -fue la primera organización en introducir atentados suicidas en el conflicto, lo que le valió su entrada en las listas de organizaciones terroristas de Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá- y por otro implantando una compleja red de asistencia social que ampara y proporciona salud, educación, vivienda y trabajo a viudas, huérfanos y personas sin recursos, todo ello bajo el denominador común del Islam.

Eso le ha ganado las simpatías de buena parte de la población, incluidos aquellos más laicos pero hastiados de la inoperancia de Fatah. Además, en estos comicios Hamas ha desarrollado una estrategia política que incluye la introducción masiva de mujeres en sus listas electorales. La participación femenina no es una novedad en el Movimiento, donde las mujeres son miembros incluso de su consejo directivo, pero en estos comicios ha sido explotada al máximo. Tanto, que la lista electoral de Hamas fue la que más mujeres incluyó de todas las formaciones políticas palestinas, por encima de Fatah o del marxista leninista Frente Popular para la Liberación de Palestina.

«Queremos demostrar que no somos los talibán», explica la número tres de la lista del Movimiento, Jamila Shanti. «No es extraño integrar a mujeres entre nuestros diputados, es parte de nuestra ideología», añadía Gazhi Hamed, uno de los próximos parlamentarios de Hamas y director del semanario Al Risala, la revista en cuya contraportada Omaya publica sus trabajos cada semana.

«No tengo ningún problema con la Autoridad Palestina ni con los grupos armados, sólo con los israelíes», dice Omaya. Es algo evidente con sólo echar una ojeada a sus dibujos, en los que glosa la figura de los combatientes y llama a la unidad de los grupos armados al tiempo que representa al primer ministro israelí Ariel Sharon -hoy incapacitado tras padecer una hemorragia cerebral- devorando un tazón de niños palestinos muertos en el desayuno y regando asentamientos con sangre palestina o dibuja la bandera estadounidense con las barras rojas transformadas en serpientes que aterrorizan a críos árabes. La actualidad internacional se impone en muchas tiras: critica lo que aduce es pasividad de la ONU ante los crímenes contra musulmanes, la invasión angloestadounidense de Irak, la connivencia de EEUU con Israel (en uno de sus dibujos, de la cabeza hueca de George W. Bush sale un sonriente Sharon) o la detención del periodista Taisir Alouni, representado tras las rejas retransmitiendo «para Al Yazira desde España, el país de la Democracia».

EL MARIDO MUERTO

Pero si con alguna viñeta se siente identificada es con aquella que nunca hubiera querido concebir, la máxima expresión de su dolor personal. «Me había casado un año antes, y mi marido, Rami Saad, era miembro de las Brigadas de Izzedim al Qasam [brazo armado de Hamas]. El 1 de mayo de 2003 hubo una incursión israelí en el barrio de Shijaia, al este de Gaza. Se produjo un tiroteo, 14 militantes fueron asesinados. Cuando descubrí su nombre entre las víctimas no lo quería creer. Fui gritando al hospital, donde descubrí su cadáver».

Durante tres días, Omaya se encerró en su casa con su hija Nur, de un año, fruto de su matrimonio con Rami. «Nunca antes había sentido tanta tristeza. No puedo perdonar; no quiero perdonar a aquellos que dejaron a mi pequeña Nur sin su padre, a los que nos han quitado nuestra tierra, a los que nos arrebatan nuestro futuro». Y de su tormento surgió una nueva Omaya, más fuerte que antes, más crítica y subjetiva, que nunca. Tres días después volvía a su cita con Al Hayat con un dibujo estremecedor: de un ojo femenino (su propio ojo) gotea una lágrima de sangre.En su iris se refleja la imagen de su marido.

«Mis dibujos se hicieron más radicales, y la sangre empezó a aparecer en todos ellos. Ahora la gente asocia el color rojo con mi nombre». Para la dibujante, desde entonces la Intifada «es de color rojo, no me sale otro color para expresarla». «Pero el asesinato de Rami también me ha endurecido». Su radicalización fue sobre todo política. «Me sentí tan triste como enfadada, comencé a rechazar la palabra paz. Ahora no apoyo la normalización de relaciones con los israelíes».

Omaya Juha tiene la firme convicción de que, al conocerse la lista de víctimas de aquella incursión, los militares y algunos políticos israelíes se regocijaron al saber que su marido figuraba en la misma. Sus viñetas son implacables contra el Ejército y, en especial, contra el ex general Sharon, como la que le representa con una guadaña apoyada en su hombro mientras enjuaga sus manos ensangrentadas en un lavabo con las siglas USA sobre una alfombra que, en realidad, es la bandera de la ONU. En otra el primer ministro, con delantal y cuchillo de carnicero, corta cabezas palestinas. Pero ninguna tuvo tantas consecuencias como la que publicó hace año y medio.

Era mediados de mayo de 2004 y el barrio de Zeitun, uno de los más destacados reductos de las milicias en Gaza, padecía una de las peores incursiones israelíes. Los blindados y carros de combate habían tomado posiciones, los helicópteros bombardeaban y las explosiones y tiroteos se sucedían. En medio de la batalla, un grupo de milicianos de Hamas y Yihad Islámica volaron un vehículo militar israelí matando a sus seis ocupantes, cuyos restos despedazados quedaron dispersos. Los palestinos recolectaron y exhibieron pedazos humanos en una imagen que calaría duramente en la opinión pública. En la ilustración que Omaya publicó al día siguiente en Ar Risala Ariel Sharon, en rueda de prensa, agradecía su trabajo a los seis valientes soldados caídos en Gaza, representados como seis cuerpos uniformados sin cabeza. Un par de días después, la aviación israelí bombardeaba la sede del semanario de Hamas, según Omaya en represalia por aquella caricatura.

«Mis familiares intentaron disuadirme para que abandonara el trabajo y me concentrara en mi puesto de profesora de la Universidad porque temían por mi vida, pero me negué a hacerlo», prosigue.Eso, pese a tener una hija de tres años huérfana de padre.

Los niños palestinos, esa generación marcada por la violencia, es otro tema recurrente de sus ilustraciones. En una, un bebé mama de un biberón relleno de piedras (un símbolo de la Intifada); en otra, otro biberón yace roto por una bala, con la leche desparramada por el suelo. «Si algo me pasa sé que Nur [luz, en árabe] será fuerte, que Ala la protegerá como al resto de los mártires, y creo que su futuro será mucho mejor que esto. Mi marido construyó su futuro con su sangre, y vivir aterrorizados por los israelíes sería traicionarle». Omaya cuenta que la pequeña empieza a preguntar y a captar la ideología de su madre. «Cuando le interrogan responde que su papá está en el cielo, que lo mató Sharon».

ECHAR A LOS JUDIOS

Tres años después de quedarse viuda, Omaya ha vuelto a contraer matrimonio. Su nuevo marido era el mejor amigo de Rami y compartía con él su militancia en el Movimiento de Resistencia Islámica.«Se llama Wael Aquilan y me temo que también figura en la lista negra de los israelíes», dice remarcando su nombre para que no haya errores. Incluso su boda quedó marcada por la tortuosa política de la zona. «Nos casamos el mismo día en que los israelíes se retiraron de Gaza, así tenemos un doble motivo para celebrar esa fecha».

Como denuncia el resto de los palestinos, para Omaya la devolución de la Franja no supone demasiados cambios -«Siguen controlando el agua, el espacio aéreo, las fronteras las cosas importantes continúan en manos israelíes»- pero sí está dotada de una simbología novedosa. «Nunca pudimos imaginar que Israel nos devolvería Gaza.Hemos demostrado que la resistencia puede devolvernos nuestros derechos. Sólo puede significar una cosa: toda Palestina será liberada, echaremos a los judíos de nuestra tierra».

Omaya, premiada en 2001 en Dubai por la mejor viñeta publicada en el mundo árabe, cree firmemente que sus dibujos y la presión armada o política de Hamas contribuirán a conseguirlo. Para ella tan importante como recuperar la tierra es el derecho al regreso de los refugiados palestinos (cuatro millones desperdigados por Oriente Próximo), un escollo en cada negociación de paz. El retorno es representado por una llave que acompaña a su firma en sus dibujos y que, a menudo, constituye la viñeta en sí, como aquella en la que centenares de palestinos forman una gigante llave que abre las tierras ocupadas por Israel. «Es la llave del futuro».

Traducción de las viñetas: Rosa Meneses

http://www.elmundo.es/suplementos/cronica/2006/535/1138489201.html

sábado, enero 28, 2006

Kolót: EL MUSEO DEL HOLOCAUSTO EN WASHINGTON

EL MUSEO DEL HOLOCAUSTO EN WASHINGTON
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Saturday, 28 de January de 2006, 23:42
 
EL MUSEO DEL HOLOCAUSTO EN WASHINGTON
*por Martín Caparrós

-¿Qué habían hecho?

La sala está oscura y llegan, desde el fondo, ruidos como de ejércitos
marchando. También hay gritos, en sordina, y jirones de un himno que parece
nazi.
Desde una pantalla, cadáveres de Auschwitz me miran con muy poco interés,
pero me exigen que los mire. Son solo ojos y huesos, uniformes rayados y más
huesos. A mi lado, una negra gordísima dice que esto es muy "exciting", pero
todos los demás hablan en susurros o no hablan.

-¿Qué habían hecho?

Le pregunta de nuevo a su madre un chiquito como de siete u ocho, con los
ojos cerrados para espantar fantasmas. La madre lo mira y no sabe cómo
contestarle. El chico abre los ojos, con cuidado, despacio, y los vuelve a
cerrar.
"Las cosas que ví sobrepasan cualquier descripción. Pero quise verlas para
poder dar testimonio de ellas si alguna vez, acaso, en el futuro, se
desarrolla la tendencia de pensar que estas historias eran sólo propaganda",
dijo Dwight Eisenhower, comandante en jefe del ejército americano, el 15 de
mayo de 1945, cuando llegó al campo de concentración de Ohrdruf, en
Alemania: en la pared, una foto lo muestra mirando cuerpos desparramados
flacos muertos.
Somos muchos, miramos en silencio. Al fondo, el ejército marcha y canta más
himnos; en la pantalla las caras se renuevan pero son iguales: caras de la
muerte, ya no de tan distintas vidas. Ahora me llamo, dicen, Franz Monjau, y
nací el 30 de enero de 1903 en Colonia, Alemania.

En 1980, ante una iniciativa del presidente Jimmy Carter, el Congreso
norteamericano decidió por unanimidad la creación de un Consejo para la
Memoria del Holocausto que se ocuparía de recordar a los seis millones de
judíos y a los demás millones de víctimas del régimen nacionalsocialista
alemán: gitanos, polacos, homosexuales, discapacitados, testigos de Jehová,
militantes políticos y soldados soviéticos. El Consejo estaba presidido por
el premio Nobel Elie Wiesel y, poco después, anunció la construcción de un
Museo Nacional del Holocausto.
El Museo se abrió en el año 1993: el gobierno aportó el terreno, y los 193
millones de dólares que costó edificarlo se recaudaron a través de aportes
privados. El Museo es un gran edificio muy moderno ubicado a cincuenta
metros de la avenida que lleva al Capitolio; por su construcción, por su
organización, se lo suele considerar uno de los mejores museos del mundo. Su
arquitecto, James Freed, recibió el mandato de diseñarlo con "una belleza
artística y simbólica que fuera capaz de producir un efecto visual y
emocional acorde con la solemne naturaleza del Holocausto".

Cuando entré al Museo, un guarda me dijo que eligiera, en una batea, un
"documento de identidad". Hay miles, y cuentan las vidas de víctimas del
Holocausto: están ahí para que cada visitante tome uno y sea durante su
visita ése.

"Al terminar la escuela secundaria, Franz Monjau estudió pintura en la
Academia de Bellas Artes de Düsseldorf. Después se unió a un grupo de
vanguardia que se rebelaba contra la pintura tradicional".
En mi documento, la foto muestra a Franz Monjau con el pelo corto oscuro
desprolijo, la nariz aguileña, los ojos chiquititos, barba mal afeitada y
una mirada que se ríe del mundo. En la foto, Franz y yo todavía nos reíamos
del mundo. "Para Franz, la tendencia general hacia el fascismo era de temer;
también lo asustaba el creciente antisemitismo. Pero como sólo era medio
judío, no se preocupó por su seguridad personal", dice mi documento, y dice
que lo siga leyendo después de terminar mi visita al cuarto piso.

Que empieza contando, con películas, objetos, fotos, carteles, la situación
de los judíos en Europa en 1933 y el ascenso del nazismo. Un cartel explica
que en 1933 había 9 millones de judíos europeos; en Alemania, por ejemplo,
eran el 1% de la población pero 11 de los 23 premios Nobel alemanes eran
judíos. Las fotos, ahora, muestran caras felices, o serenas, o graves: caras
de cualquier día.
Sigo caminando, por las salas oscuras, con los gritos de fondo.
Un señor mayor se sonríe frente a las imágenes de policías nazis golpeando
comunistas en Berlín, 1933, y estoy a punto de escupirlo. Justo después
viene la quema de libros de mayo de ese año. Tras un vidrio, algunos de los
volúmenes que fueron a la hoguera: Zweig, Einstein, Freud, Mann, Marx,
Brecht, Hemingway, Dos Passos. En el video, los jovencitos que los queman
están entusiasmados y sonrientes: la están pasando bien. "Ahora el pasado
yace en las llamas", los arenga Goebbels mientras tanto. Los jóvenes nazis
son tan rubios bonitos, y las chicas tienen trenzas preciosas y cantidad de
dientes y todos tan sanitos: belleza espeluznante.

Después viene el principio de las políticas racistas, los escritos
científicos que las sustentaban, la esterilización forzosa que purificaría
la raza aria. Y el relato de cómo los judíos alemanes, acosados, se fueron
volviendo cada vez más sionistas, y cómo Gran Bretaña, Australia y Estados
Unidos, entre otros, no hicieron ningún esfuerzo por recibir a los que
trataban de escapar. En esos días el peligro ya estaba muy claro, pero no
quisieron.

"Entre 1933 y 1938, unos 40000 judíos encontraron refugio en América: solo
una fracción de los que lo intentaron", dice un cartel. "Estados Unidos
podría haber recibido muchos más, pero no lo hizo. Atado por las cuotas de
inmigración, influido por el sentimiento popular contra los inmigrantes y
maniatado por el antisemitismo, el gobierno americano permaneció
inconmovible en su falta de voluntad de ayudar". En esos días, el 94% de los
americanos estaba en la contra del nazismo en Alemania, y el 77% estaba en
contra de recibir más judíos en América. Y no les parecía contradictorio.
Pensaban, parece, que no era su problema. La idea me suena conocida.
Los judíos no tenían adónde escaparse. Me acuerdo de uno de los chistes más
amargos que conozco: Lisboa, 1939. Un judío alemán que ya ha pasado, en su
huida, por Austria, Italia, Francia, España, llega a una agencia de viajes y
pide un pasaje.
- Si, señor, ¿para dónde?
- No sé. ¿Qué tiene para ofrecerme?
El agente, entonces, ampuloso, le muestra un mapamundi.
- ¿Y esto es todo?
Pregunta, decepcionado, el fugitivo.

Entonces, cuenta el Museo, empezó la guerra de ocupación nazi de Polonia:
"Mis ejércitos tienen órdenes de matar sin piedad ni compasión hombres,
mujeres y niños de origen e idioma polacos. Sólo así ganaremos el espacio
vital que necesitamos", dijo, en esos días, Adolf Hitler. El tono estaba
dado, y las paredes están llenas de fotos de polacos muriendo. Por momentos
se me hace insoportable. Hay cada vez más gente a mi lado, y más silencio.
Cuando las fotos muestran cuerpos de chicos discapacitados que los nazis
mataban para mejorar su raza, varios a mi alrededor sueltan suspiros
espantosos. Somos muchos, muy amontonados: cuando nos empujamos, nos
pisamos, nos pedimos disculpas con amabilidad casi exagerada, como queriendo
marcar la diferencia con lo que estamos viendo, y la identificación entre
nosotros. Somos, ahora, los que estamos sufriendo este pasado, y eso nos une
por un rato. Aunque no sepa quiénes son los demás, por qué vinieron. Empiezo
a admirarlos por estar acá, a preguntarme por qué estamos acá, esta mañana
de sábado, de sol, de primavera, tantos.

"1933 - 1939: Hitler se vuelve canciller de Alemania cuando Franz cumple 30
años - dice la historia de mi vida como Franz Monjau -. Cinco meses después,
Franz fue arrestado. Por las leyes nazis, lo clasificaron como "mishlinge" -
raza mezclada - y le prohibieron pintar, exhibir o enseñar. Su mujer también
fue apartada de la escuela donde trabajaba porque estaba casada con un
"no-ario". El director de un museo empleó a Franz en secreto, pero la
Gestapo lo descubrió y Franz fue despedido. Cuando empezó la guerra, los
nazis lo mandaron a hacer trabajo forzado en una fábrica".

Entro al tercer piso asustado: es raro. Sé lo que va a venir, pero tengo
miedo y una especie de estúpida esperanza de que no suceda. En la entrada
del tercer piso me recibe Ana Frank. Es una puñalada. En sus cinco fotos,
Ana Frank tiene los dientes un poco salidos, ojos grandes, labios muy
dibujados, el pelo oscuro y la sonrisa tonta de quien no tiene por qué saber
que esa foto se va a volver un símbolo.
- ¡Ah, Ana Frank!
Dicen cuatro señoras de joggings de colores y zapatillas de alunizar, aros
entre el violeta flúo y la hojalata muy brillosa.
- Ay sí, pobrecita. Si por lo menos ella se hubiera salvado...
Es la noche de los lápices judía: siempre es más fácil compadecerse de una
que de 6 millones.
Después viene un trozo de muro que encerraba el ghetto de Varsovia, cartas
desesperadas de los que esperaban el traslado a Treblinka, relatos y fotos
de los muertos, obreros del ghetto que van a trabajar tratando de suponer
que no va a ser tan grave, chicos que juegan, mujeres que cocinan lo que
pueden y la historia de cómo la visita de la Cruz Roja al ghetto de
Theresienstadt, en Checoslovaquia, impulsó a sus guardianes a ponerlo
presentable: construyeron barracas nuevas, plantaron árboles y flores,
pintaron casas y mandaron a casi todos los presos a la muerte, para que el
ghetto no pareciera demasiado lleno. Yo miro a los de al lado: todo el
tiempo, los miro. Me intrigan, y me pregunto si les da vergüenza o piensan
que estas cosas las hacen siempre otros, lejos, muy distintos.
En una pantalla, cinco o seis hombres de sacos andrajosos caminan por un
paisaje desolado rodeados de soldados alemanes: un oficial SS agita una mano
y grita algo y los hombres empiezan a correr hacia el borde de la fosa donde
están por matarlos. Me pregunto cómo se consigue que alguien corra hacia su
muerte.
¿Amenazándolo con qué, prometiéndole qué, para que corra hacia su muerte?
Las imágenes son intolerables, y no puedo despegar los ojos. Junto a la
fosa, dos o tres soldados charlan y hacen chistes; otros disparan y los
hombres que corrieron ruedan, se precipitan a la fosa. Un cartel dice que
los escuadrones móviles de la muerte alemanes mataron 1.200.000 judíos - y
comunistas y homosexuales y gitanos - en el este de Europa.

A mi lado una chica rubia pintadita entorna los ojos y resopla, como quien
dice qué carajo estoy haciendo acá. En la pantalla, tres mujeres desnudas
junto a la fosa se cubren las tetas con las manos. ¿Qué cubren, qué pudor
conservan, qué quieren tapar al borde de la fosa? Después caen, con los
brazos abiertos, sobre cuerpos deshechos. En la fosa hay cientos de cuerpos
desnudos de mujeres, apilados, despatarrados, muy enteros, deshechos, y un
soldado alemán les tira una colilla de cigarro y se va a seguir con su
trabajo. Las imágenes vuelven a empezar: los hombres corren. Es
insoportable, y no puedo dejar de mirarlos. Quizás, me digo, estúpido, por
un momento, si miro y miro y miro sus muertes habrán servido para un poco
más. No me convenzo.

Sigo caminando. Todos vamos despacio: nuestros movimientos son lentos, como apesadumbrados, como si cualquier gesto vivo fuera a ser una ofensa.
Entonces me meto en un vagón de carga de madera, de los que usaban los nazis para llevar judíos a la muerte: hay un olor rancio, como a madera con sudor todavía, y muchas fotos de las caras tan desalentadas, hoscas, rabiosas de los que iban llegando. Las sacó un sargento SS que, seguramente, tenía
veleidades artísticas. Un chico chino les toca las caras con la mano
abierta, como en una caricia, y se escapa corriendo. Su madre no lo reta.

- Y también recuerdo cuando entré en ese edificio donde trabajaba y, por
primera vez en semanas, ví un espejo. Y me miré en el espejo y, y, y... fue
de las peores cosas que me pasaron en mi vida: no me reconocí. No pude
reconocerme.

Estoy en lo peor, en la parte que simula Auschwitz: los techos bajos de
madera, los catres apilados, las fotos de los prisioneros apiñados en esos
mismos catres, la maqueta de los hombres y mujeres haciendo cola ante las
cámaras de gas, entrando despacio, desnudándose para la supuesta ducha,
doblándose, retorciéndose, protegiendo a un hijo o una madre, ahogándose en la asfixia del gas, pataleando, muriéndose. Y después la maqueta de los
prisioneros encargados de recoger los cuerpos de los suyos para llevarlos a
quemar, la duda: ¿cómo podían hacerlo? Otra vez: ¿bajo qué amenazas, qué
promesas? ¿Yo llegaría, en esa situación, a hacerlo? Sé que no sé, y la duda
es una mierda.
Avanzamos con desesperanza. En un pasillo hay una pila de zapatos: los
zapatos que los verdugos les sacaban a sus víctimas en Auschwitz. Son
cientos de zapatos: marrones, negros, hundidos por el tiempo. Botas con los
cordones rotos, borceguíes remendados, zapatos con agujeros que ya llevan
allí más de medio siglo. Los agujeros persisten en el tiempo. En medio de
ellos, una sandalia como de baile, ligera, blanca, con tiras de perlitas
falsas. No soporto la idea de esa chica que llegó a Auschwitz con sandalias
de perlitas falsas.

"Todavía es agosto de 1944", dice otro cartel, "el subsecretario de Guerra
de los Estados Unidos, John McCloy, rechazó los pedidos insistentes de que
su aviación bombardeara las cámaras de gas de Auschwitz, donde en esos días
estaban asesinando a unos mil prisioneros por día: "Esa operación sólo
podría hacerse distrayendo una cantidad considerable de aviones ahora
comprometidos en operaciones decisivas contra otros objetivos", dice su
respuesta, muy oficial, y el cartel del museo norteamericano del Holocausto
la muestra: con vergüenza, supongo, pero la muestra.
La solución final no tuvo quién la detuviera. Es el final del tercer piso:
mi vida como Franz Monjau está en peligro.

"1940 - 1944: Franz y su mujer consiguieron conectarse con los resistentes
antinazis. Pero entonces su mujer fue trasladada a Berlín para trabajar en
un hospital militar. En 1943, un bombardeo aliado destruyó la casa de los
Monjau y casi toda su obra. Su madre, una judía convertida al catolicismo,
fue deportada al ghetto de Theresiendstadt. Los bombardeos siguieron. Franz
se escondió cuando los nazis empezaron a deportar "mischlingen". Fue
denunciado en el otoño de 1944, internado en un "campo de educación y
trabajo" y después deportado al campo de concentración de Büchenwald". Estoy fregado. Asustado, ahora, como un tonto.

El segundo piso, el último de la muestra, intenta ser un bálsamo. En el
segundo piso los alemanes va a perder la guerra y hay historias de gentes
que ayudaron a los perseguidos a esconderse, escapar, sobrevivir. Hay más
luz, al fondo se oyen gritos y no son de miedo. Los carteles y fotos y
filmaciones cuentan sobre la resistencia en Francia, Dinamarca, Lituania,
Alemania: un grupo de estudiantes de Munich reunidos en una plaza unos días
antes de que los agarraran y ejecutaran, febrero de 1943: parecen tan
chiquitos.
Una revuelta contra los nazis que querían deportar judíos en Copenhague, en
esos mismos días. Las armas casi caseras de un grupo de guerrilleros
italianos. Los panfletos de una organización de católicos polacos que ayudó
a escapar a cientos de judíos. La necesidad de contar que, pese a todo,
algunos resistieron: el alivio de verlo. Al final, otras pantallas cuentan
el juicio de Nuremberg, el castigo a los jerarcas nazis, el juicio a
Eichman; después, una colección de dibujos y pinturas del ghetto del campo
de Theresienstadt, donde murió la madre de Franz - por un rato, mi madre.
El optimismo es relativo. Esta mañana el diario contaba la historia de la
hija de un comerciante judío polaco muerto en un campo de concentración: en 1946, cuando quiso ir a retirar el dinero que su padre había depositado
antes de la guerra en el Crédit Suisse, un banquero le dijo de mala manera,
que no le daría nada sino le presentaba un certificado de defunción. Recién
después de más de medio siglo, la señora Sapir consiguió que le devolvieran
su plata. Y tanta gente sigue depositando - escondiendo - la suya en el
Crédit Suisse. El optimismo es relativo.

Me estoy por ir. Hace seis horas que estoy acá adentro y de verdad no lo
soporto más. El Museo, en ese sentido, es perfecto: intolerable, perfecto.
Ya saliendo, me vuelvo a preguntar por qué no hay un museo como éste en la
Argentina. ¿Sólo por falta de medios, de dinero, de recursos técnicos?
Quizás, también, por la misma razón por la que alguna vez dije que no se
podía hablar de "holocausto" en la Argentina. El holocausto fue la matanza
de gente que pertenecía a una cultura, a una religión, pero no había hecho
absolutamente nada para amenazar al régimen que decidió liquidarlos.
Gente que no había decidido enfrentarlo. En la Argentina, en cambio, los
militares mataron, sobre todo, a los que creyeron que los amenazaban: a los
que habían decidido pelear para hacer un país distinto. Las víctimas no
fueron sólo víctimas. No fueron sólo objeto de su crueldad; fueron, también,
sujetos que decidieron algo. Por eso son, todavía, para muchos, menos
"inocentes". Por eso, supongo, sería más difícil contar su historia en la
Argentina. Habría que hablar de por qué los mataron, qué querían, quién
salió ganando con sus muertes.

Ya me voy, y tengo que dar vuelta la última página. No quería, pero leo:
"Franz murió en las barracas de experimentos médicos de Büchenwald el 28 de
febrero de 1945. Su última nota a su mujer, que alguien consiguió
contrabandear fuera del campo, decía: "Estoy en Büchenwald. Te deseo todo lo mejor. Franz."
Y así termina.
En la calle, a la salida de Museo, sigue habiendo sol.

Diario Perfil. Domingo 10 de mayo de 1998 (*por Martín Caparrós,
corresponsal en Nueva York)

Kolót: QUE SABE USTED DE SABRA Y CHATILA??

QUE SABE USTED DE SABRA Y CHATILA??
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Saturday, 28 de January de 2006, 23:48
 
QUE SABE USTED DE SABRA Y CHATILA??
 
J.Abou Elie
Libanes
publicado en PorIsrael.Org 


Cuando en setiempre de 1970 la OLP  intenta derrocar al regimen hachemita de Jordania, el rey Hussein mata a miles de palestinos y expulsa de su territorio a Arafat y sus secuaces. Esto es  lo que se conoce como SETIEMBRE NEGRO.

Los grupos armados palestinos se refugiaron en territorio libanés desde donde, para continuar con sus ataques contra Israel, implantaron lentamente un mini-Estado propio que generó tensiones étnicas.

La población cristiana del Líbano se resentía de la presencia palestina que ponía en peligro el frágil enlace entre las diversas comunidades de ese país y amenazaba con obligarlo a dejar de ser la única democracia del mundo árabe para transformarse en una dictadura árabe más, totalitaria e intolerante.

La metamorfosis demandó una década. En su libro" La guerra terrorista de Siria contra el Líbano y el proceso de paz (2003)", Marius Deeb relata minuciosamente cómo, entre 1974 y 2000, el régimen de los Assad en Siria engulló a su pequeño vecino (cabe consignar que el dominio de esa familia! sobre Siria desde 1969 )
 
Cronología :

La primera de una larga serie de matanzas contra cristianos, se produjo en el monasterio de Deir Ayach, el 3 de septiembre de 1975, donde palestinos asesinaron a tres monjes, Boutros Sassine, Antoine Tamini y Hanna Maksoud.

El mundo no protestó. Los lugareños cristianos que vivían en las cercanías huyeron, y los agresores destruyeron la aldea. Los palestinos liderados por George Habash y Nayef Hawatmeh atacaron asimismo la localidad de Beit Mellat y asesinaron a los aldeanos que cayeron en sus manos.

El siguiente año fue crítico. El 15 de enero de 1976, los palestinos asolaron Kab Elias, una aldea mixta (cristianos y musulmanes) en el valle de Bekaa. Diez días después, dieciséis cristianos fueron asesinados y veintitrés heridos.

Los cristianos iniciaron su éxodo a Zahlé, Beirut oriental y Jounieh. En por lo menos dos ciudades, Damour y Jieh,
las bandas palestinas cortaron los dedos de niños cristianos para asegurarse de que no pudieran disparar armas. Las iglesias de Damour fueron profanadas y trescientos habitantes masacrados. No hubo protestas.

El 19 de enero, la aldea de Hoche Barada fue enteramente demolida. Otro grupo fundado por palestinos, el Ejército del Líbano Árabe, destruyó la ciudad de Aintours. Tres cabecillas del grupo recibieron la misión explícita de llevar a cabo masacres que sometieran a los cristianos libaneses al Estado en formación de Arafat.

Samir Abou Zahr, lideró la masacre en Emir Bechir (donde las víctimas fueron asesinadas mientras dorm! ían), Mostapha Sleiman  hizo arrasar la ciudad de Checa, y Oiin Hatoum atacó los cuarteles de Khyam matando a más de treinta soldados libaneses.

Los cristianos solicitaban auxilio de un mundo que permanecía silencioso.

Y el vecino del norte, que siempre había descrito al Líbano como su «natural zona de influencia» se regodeaba en oír ese silencio. Las tensiones étnicas se extendieron y los drusos, solidarios con la OLP, comenzaron a hostilizar a los cristianos. Éstos pidieron un alto el fuego, pero el líder druso Kemal Jumblatt no lo aceptó.

Con la excusa de ese rechazo, el 31 de mayo de 1976, Siria invadió el Líbano esgrimiendo la curiosa explicación de que su presencia protegería a la minoría cristiana de la creciente hostilidad islámica.

Una vez que el ejército de decenas de miles de soldados sirios se hizo fuerte en el país, se lanzó a la operación inversa a la anunciada.

En los bombardeos subsiguientes, más de quinientos civiles cristian! os fueron asesinados.
Al año siguiente, los sirios mataron a Kemal Jumblatt (16/3/77) y enviaron grupos guerrilleros para someter a las aldeas cristianas, en las cuales más de mil pobladores fueron asesinados. Sólo en Deir Dourit, devastada por completo, murieron doscientos setenta y tres.

Ni una palabra de queja en el mundo entero. 1978 fue el año de la apropiación siria del país, y el otrora Líbano independiente moría asesinado. Sami Khatib, instalado por el gobierno sirio como agente de seguridad, fue directamente responsable de la detención, tortura y desaparición de miles de libaneses opuestos a la invasión.

Ni una condena, lamento o queja de nadie. El 27 de junio de 1978 un escuadrón sirio conducido por Ali Dib arrastró a veinte jóvenes de sus camas en las aldeas de Kaa y Ras-Baalbeck, y los fusiló sin juicio ni acusación alguna. El objeto era el control total de una comunidad en la que pervivía el hábito antisirio de la libertad.

Ni la prensa, ni l! os organismos de derechos humanos, ni ningún país condenaron seriamente el episodio.! ! !

El 1 de julio, la milicia privada de Rifaat Assad, hermano del presidente sirio, sitió las zonas que permanecían libres en los suburbios de Beirut y las hizo bombardear durante cinco días y cinco noches, con cañones y morteros, con un saldo de más de sesenta civiles muertos y trescientos heridos. Nada.

En agosto de 1979, los sirios y palestinos destruyeron las aldeas Niha, Deir Bella y uma, en el Norte. Ni una palabra de nadie. Los sirios y palestinos ya se habían impuesto al país.

Entre 1980 y 1981 las brutalidades sirio-palestinas se extendieron para acabar con todo foco potencial de resistencia. El 24 de febrero de 1980,el director de la revista Hawadess, Selim Laouzi, fue secuestrado por los sirios camino al aeropuerto, torturado y asesinado, y su cuerpo mutilado fue hallado en el bosque de Aramoun.

Nada!

El 23 de julio de 1980, Riad Taha, presidente ! de la prensa, fue asesinado en Raouché.

En marzo de 1981, la ciudad cristiana de Zahlé fue bombardeada y la monja Marie Sophie Zoghbi asesinada mientras intentaba socorrer a las víctimas.

Dos mil cristianos murieron en los bombardeos que siguieron en Beirut del Este, bajo el mando del palestino
Ahmad Ismail. No hubo reacción.

Uno podría pensar que la falta de resistencia de Occidente se debía a que la agresión siria no los afectaba. Craso error. La desidia continuó cuando el ataque los afectó directamente. El 4 de septiembre de 1981, el embajador francés en el Líbano, Louis Delamarre, fue asesinado por sirios.

Francia apenas atinó a convocar a París para consultas a su embajador en Siria. En esto los franceses fueron más rigurosos que los españoles. Cuando en marzo de 1989 las tropas sirias asesinaron al embajador español, Pedro Manuel de Aristegui, junto con su suegro y cuñada, España ni siquiera llamó a consultas a nadie!!!.

Pero sigamos con! el relato.....
En febrero de 1982 los Hermanos Musulmanes desataron una rebelión islamista contra el régimen de Damasco, en la ciudad siria de Hama. Sin ninguna vacilación, el ejército de Assad aisló la ciudad, comenzó su bombardeo generalizado a toda la población, musulmanes y cristianos sin discriminación.

Fueron masacradas entre veinte y treinta mil personas. Nada de nada de nada. No hay condenas. Nadie se conmovía, nadie protestaba!.

El 24 de mayo, los sirios atacaron la embajada francesa en el Líbano y asesinaron a su secretaria de asuntos comerciales, Anna Comidis y a diez personas más. Créase o no, nada.

 El 6 de junio de 1982, Israel invadió el Líbano desde el sur. Los aldeanos recibieron a los tanques hebreos como liberadores. Los cámaras no podían! creer lo que grababan cuando cristianos libaneses de todas las edades salían de sus casas para ofrecer flores y alimentos a los soldados israelíes.

No somos ingenuos: no había amor mutuo sino intereses en común. La población cristiana creyó que se pondría punto final a la tiranía terrorista sirio-palestina en el Líbano. E Israel había emprendido lo que dio en llamarse Operación Paz para Galilea en respuesta a morteros e infiltraciones de los terroristas palestinos, que ya tenían instalado en el Líbano un poderoso ejército. En uno de esos atentados (marzo de 1978) los milicianos que habían penetrado desde el Líbano, secuestraron dentro de Israel un autobús civil, y mantuvieron como rehenes a treinta y cuatro pasajeros, a los que finalmente asesinaron.

Israel invadió el Líbano a fin de terminar con la agresión que desde allí se ejercía, objetivo que eventualmente consiguió por medio de expulsar a Arafat y su OLP (quienes encontraron refugio en el lejano Túnez) ..

! En agosto de 1982, gracias al clima de menor dependencia de Siria que se sentía desde la invasión israelí, el parlamento libanés eligió presidente del país al jefe de la Falange cristiana, Bashir Gemayel. Para los sirios esta osadía era un exceso, sobre todo porque se sabía que Gemayel cooperaba con Israel en la recuperación de la independencia del país.

Un par de semanas después, el 14 de septiembre, en el cuartel de la Falange en Chrafieh, Gemayel fue asesinado por una carga de explosivos colocada por Habib Chartouni, quien pertenecía desde 1977 al partido prosirio capitaneado por Assad Hardane. Los explosivos habían sido suministrados por el jefe de inteligencia siria, Ali Douba. Además del presidente, veintiséis personas murieron en el ataque. Los sirios consideraron a Chartouni un héroe.

Los cristianos, no precisamente.

El jefe de la seguridad de la Falange, Elie Hobeika, decidió vengar la muerte del presidente, en los campamentos palestinos de Sabra y Chatila.

El 16 de septiembre de 1982, cien falangistas penetraron en los campos y mataron a varios centenares de civiles (las estimaciones varían desde trescientos a quinientos). Los israelíes, en cuya franja de control se hallaban los campamentos, ingresaron en los mismos para detener la masacre cuando ya era demasiado tarde.

De todos los nombres de aldeas destruidas que incluí en esta crónica, no me cabe la menor duda de que los únicos que resultaron conocidos al lector son los de Sabra y Chatila. Y aunque Hobeika nunca se arrepintió de la matanza, aunque los falangistas la vieron siempre como un acto de aceptable venganza, ni éstos ni aquél jamás fueron reprochados por el mundo.

Diez años de guerra en el Líbano y de genocida ocupación siria, se redujeron en la conciencia de Europa a Sabra y Chatila. A esos dos nombres se dedicaron películas y libros, manifestaciones y condenas. Sólo a ese evento de la guerra en el Líbano, le dedicó Alberto Cortez una c! anción de su repertorio, y Jean Genêt en 1992 un tétrico documental, Cuatro horas en Chatila.

Pese a todo, Israel y el Líbano firmaron un tratado de paz el 17de mayo de 1983, del que al poco tiempo Siria exigió su unilateral anulación.

Ningún medio de difusión volvió a mencionar jamás ese tratado, que no gozó de la aprobación internacional.

 Las matanzas entre libaneses no se detuvieron.

En septiembre de 1983 más de cien aldeas en la región de Chouf fueron limpiadas étnicamente de cristianos por tropas drusas. En mayo de 1985, milicianos musulmanes atacaron nuevamente el campo de refugiados de... ¡Chatila! De acuerdo con datos oficiales de las Naciones Unidas, asesinaron a seiscientos treinta y cinco personas y dejaron a más de dos mil quinientos heridos.

¡Nadie se quejó! Alberto Cortez no cantó y las Naciones Unidas no se reunieron para condenar. Tampoco cuando en octubre de 1990 las tropas sirias mataron en ocho horas a setecientos cristiano! s más. Por toda respuesta el mundo hizo la vista gorda una vez más.

J.Abou Elie-Libanes

 

Kolót: 'Tsunami' Hamás - por Pilar Rahola

'Tsunami' Hamás - por Pilar Rahola
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Saturday, 28 de January de 2006, 22:55
 
pilarrahola.com

 
  
'Tsunami' Hamás
por Pilar Rahola

Cuenta mi buen amigo Henrique Cymerman, con su punzante ironía, que los vendedores de rababas (las lindas guitarras beduinas) tendrán que dejar de cantar sus tradicionales alabanzas al presidente palestino y empezar a entonar versículos islámicos. A pesar de la perplejidad de muchos y de la sorpresa de algunos más, la organización Hamás ha ganado las elecciones con rotundidad inapelable,
y el escenario que se abre ahora es tan incierto como siniestro.
 No se me escapan las voces que intentan, apresuradamente, hacer lecturas posibilistas del éxito islamista, pero creo que se basan más en la necesidad imperiosa de encontrar motivos para el optimismo que en el contraste serio de la realidad.
 Hamás no sólo es una organización integrista islámica cuyo método de trabajo es el terrorismo y cuya filosofía ahonda en las bases aterradoras del totalitarismo nihilista.
 Es que, además, su prestigio se asienta en tres compromisos innegociables:
No a la paz con Israel, sí a la destrucción de Israel y sí a la creación de una república islámica desde el Mediterráneo al Pacífico.
Ni tan sólo existe en su ideario la voluntad intermedia de un Estado palestino y sólo hace falta leer su abundante literatura, incluida su acta fundacional, para saber que estamos ante un fenómeno que usa la causa palestina como dinamita para una causa superior. Por eso el Irán del enloquecido Ahmadinejad se ha apresurado a mostrar su euforia y por eso mismo Hamás ha sido nutrido durante décadas con millonarios fondos provenientes de la revolución jomeinista.
 Ello sin menoscabar las ayudas saudíes, en su momento relevantes, y la siempre impagable ayuda siria. Aconsejo la lectura de los textos que Hamás usa como manual en sus muchas escuelas de adoctrinamiento, en los que, además de alimentar un discurso de odio antisemita clásico, alienta el odio global contra Occidente.
 Por dar detalles esperpénticos, sólo recordaré que considera que organizaciones "judías y cruzadas" como el Rotary Club son enemigas del islam. Y por supuesto, en lo que es un clásico de la teórica fundamentalista, habla de la Carta de Derechos Humanos como una agresión a la cultura islámica. En las más de 30 páginas del texto, ni una sola vez defiende la creación de un Estado palestino, pero son abundantes las retóricas a favor del califato islámico mundial.
 Ésta es la organización que ha asesinado a centenares de personas de toda edad y condición, enviando a Israel a jóvenes adoctrinados en el amor a la muerte. La misma que, gracias a sus fondos económicos inacabables, ha hecho una labor social siempre vinculada a una sistemática limpieza de cerebro, y la misma que ni tan sólo permite que las madres de los suicidas lloren las pérdidas de sus hijos.
El propio Rantisi, líder indiscutible de Hamás hasta que fue alcanzado por un misil israelí, se jactaba de estar "educando" a su hijo mayor para que fuera un suicida. Teniendo en cuenta el avance global del integrismo en el mundo, el papel cada vez más agresivo de Irán y la global indecisión europea, no puedo entender de dónde sacan municiones para el optimismo algunos analistas del posibilismo. Hamás es hoy más fuerte que ayer y, desde su perspectiva, debe de creer que no ha errado el camino. Por tanto, ¿para qué cambiar de objetivos? Puede que suavice algo la retórica, pero su identidad fundamentalista es inequívoca y está profusamente alentada desde todas sus plataformas de influencia.

En esta tesitura cabe preguntarse quiénes son los responsables de haber llegado a este callejón de difícil salida y de que, lentamente, los palestinos hayan ido sucumbiendo a la seducción islámica. Sin duda, los primeros responsables fueron los propios israelíes, que en su lucha contra el terrorismo "socialista" de las milicias de Arafat permitió que en la década de 1980 apareciera el fenómeno islámico. En ese momento, extraordinariamente bien nutrido con dinero saudí, Hamás sólo parecía una organización asistencial opositora al todopoderoso rais, e Israel cometió el mismo error que cometió Estados Unidos con los talibanes afganos: creer que era un fenómeno menor y sobre todo controlable. En la dinámica de guerra fría, nadie podía imaginar que el problema del mundo, en pocas décadas, se llamaría integrismo islámico. Sin embargo, los grandes aliados de Hamás han sido muchos y tienen nombres y apellidos. El primer gran aliado fue durante años la propia Autoridad Nacional Palestina, cuya corrupción monumental, métodos autoritarios, cultura de la confrontación y enriquecimiento personal dejaron desamparados a miles de palestinos a su suerte, sobre todo a la suerte de un Hamás que los cuidaba y los tutelaba. Sin ninguna duda, Hamás es la más importante y la más pesada herencia de Arafat. Aliados, también, los diversos países árabes que han financiado sus atentados terroristas, han pagado sus escuelas de odio y han permitido consolidar su imponente logística. Arabia Saudí, Siria y, sobre todo, Irán son los países que han desviado millones de dólares, no para consolidar un escenario de paz en la zona, sino para alimentar el terrorismo suicida. Y por el camino, para consolidar la visión integrista del islam. Y por último, aliada de Hamás ha sido Europa, que nunca quiso saber qué hacía Arafat con los millones de euros que llegaban a sus arcas, nunca se preocupó de lo que se enseñaba a los niños palestinos y, por la vía de criminalizar a Israel, perdonó todos los abusos, corrupciones y violencias que se han cometido durante décadas en nombre de Palestina. Por no permitir, ni tan sólo permitió la comisión de seguimiento de la ayuda europea a la ANP que pidió un eurodiputado francés. Y desde luego, siempre minimizó el terrorismo palestino.

De todos esos huevos ha nacido una serpiente perversa cuyo contundente éxito no augura nada bueno. Puede que Hamás vea la luz del racionalismo y cambie de discurso. Pero eso sería tanto como negar su propia identidad, transmutar radicalmente su discurso y renunciar a sus objetivos. ¿Tiene sentido que lo haga? ¿Para qué? ¿Para ayudar a una paz que siempre ha combatido? Hamás es un elemento más de un problema totalitario que reta al mundo libre. En este caso usa la causa palestina con eficacia probada. Pero su horizonte es mucho más lejano y no ahonda en las raíces de la libertad, sino en las cavernas siniestras del fundamentalismo. Quienes lo ven como posible aliado quizá acaben durmiendo con su enemigo. Quienes lo consideran el triunfo de la resistencia tienen un problema con la inteligencia.
 Y quienes no lo consideran un problema, el problema lo tienen con ellos mismos.
Pilar Rahola : Diario El País. Madrid.

Kolót: Israel acusa a la Comunidad de Madrid de apoyar una obra 'antisemita', 'Conversación con Primo Levi'

Israel acusa a la Comunidad de Madrid de apoyar una obra 'antisemita', 'Conversación con Primo Levi'
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Saturday, 28 de January de 2006, 22:46
 

Israel acusa a la Comunidad de apoyar una obra 'antisemita', 'Conversación con Primo Levi'

  • 'Esto me duele profundamente', dice Mercedes Lezcano, directora de la pieza
  • Promoción cultural del Gobierno regional se disculpa
Los actores Víctor Valverde (i) y Manuel Galiana (d), durante una escena. (EFE)

Los actores Víctor Valverde (i) y Manuel Galiana (d), durante una escena. (EFE)

tomado de http://www.elmundo.es/elmundo/2006/01/26/madrid/1138291890.html
Actualizado viernes 27/01/2006 10:59 (CET)

ROBERTO BÉCARES | EFE

MADRID.- Marejadilla en las tablas madrileñas. El embajador israelí en España, Víctor Harel, ha acusado a las "autoridades locales" de apoyar la representación de 'Conversación con Primo Levi' porque "deshonra y mancilla a Israel" con fines antisemitas. La directora de la obra, Mercedes Lezcano, ha negado que la obra sea antisemita.

En un acto en memoria del Holocausto, organizado por la asociación Diálogo Europeo en la víspera del aniversario de la liberación de Auschwitz, Harel afirmó que en la obra 'Conversación con Primo Levi', que se representa en el Teatro Fernando de Rojas del Círculo de Bellas Artes, "se está deshonrando y mancillando a Israel" y a todo lo que representan los israelíes.

El embajador denunció que esta representación teatral -llevada a cabo por Metropolis Teatro-, "propiciada por autoridades locales", lleva al espectador "a la conclusión de que los judíos, luego de haber sido víctimas, se convierten hoy en día en verdugos" de los palestinos.

Harel recalcó que Levi -célebre pensador judío italiano cuya obra literaria reflejó el horror de su experiencia en el campo de exterminio de Auschwitz- sostuvo "en un momento determinado" opiniones críticas con Israel, siempre respetadas por el Estado israelí, pero nunca utilizó expresiones del carácter de las utilizadas en esta obra teatral.

Levi "nunca se hubiera imaginado" que se acusara a un doctor israelí "de tomar los órganos internos de tres niños palestinos y usarlos para fines médicos", una acusación que, según añadió el representante diplomático, responde a "leyendas que, en estas tierras de España, tan bien se conocen".

El embajador mostró su indignación por el hecho de que la obra teatral se esté representando en Madrid "durante un mes entero, elogiada por la crítica y como un acto en conmemoración del Holocausto", e insistió en que, en ella, "se hace una utilización del Holocausto con fines claramente antisemitas".

"El Estado de Israel ha cometido excesos y mi deber moral es denunciar a los culpables", afirma Lezcano


Mercedes Lezcano, directora de la obra, perteneciente a la compañía Metropolis Teatro, ha asegurado que se encuentra "profundamente dolida" por estas declaraciones porque "la obra no es anisemita". "Yo tampoco soy antisemita al igual que no lo era Primo Levi", ha dicho a elmundo.es después de llegar de un viaje desde México y tras conocer las declaraciones del embajador.

"El Estado de Israel", ha añadido, "ha cometido excesos y mi deber moral es denunciar a los culpables de lo que está mal. Comprendo que ellos pueden decir lo que quieran, pero entiendo que es legítimo que se tenga que respetar mi opinión también".

'Conversación con Primo Levi', interpretada por Manuel Galiana y Víctor Valverde, se representa en Madrid desde el pasado día 12, después de recorrer varias ciudades españolas, en colaboración con la Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid y el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), perteneciente al Ministerio de Cultura.

En declaraciones a EFE, el director general de Promoción Cultural de la Comunidad de Madrid, Javier Casal, se ha disculpado con el embajador israelí "por si se ha sentido ofendido" .

Tras explicar que la Administración regional "no tiene en su mano suspender ni retirar" la obra, ha subrayado que la Consejería madrileña de Cultura tiene también un "absoluto respeto hacia los creadores artísticos". Señaló que, una vez que la Comunidad concede las ayudas para la producción de un proyecto, "el artista es el que se hace cargo de la obra y de la responsabilidad que se pueda derivar de ella".

"Jamás pondremos en duda la existencia del Holocausto. Estamos con el pueblo de Israel, sufrimos con los que sufrieron ese terrible drama de la humanidad y estamos al lado del embajador y de todos los que se hayan podido sentir heridos con el tema, siempre respetando la libertad de creación".

Kolót: EL PACTO NACIONAL PALESTINO

EL PACTO NACIONAL PALESTINO
de EduPlanet Rectorate (daniEl I. Ginerman) - Saturday, 28 de January de 2006, 23:02
 
EL PACTO NACIONAL PALESTINO
Traducido del original árabe y ha sido comparado con la versión
oficial inglesa publicada en los Documentos Políticos Básicos del
Movimiento de Resistencia Palestina Armada
(Basic Political Documents of the Armed Palestinian Resistance Movement)
Leila S. Kadi (ed.)
Centro de Investigación de la OLP,
Beirut, diciembre de 1969,
pp. 137 - 141.

El siguiente es el texto completo y sin alteraciones del Pacto
Nacional Palestino, tal como fue publicado oficialmente por la OLP.
El Centro de Información de Israel ha tomado sobre sí el poco usual
cometido de reproducir y distribuir este documento hostil, a fin de
dar al lector interesda una oportunidad para extraer sus propias
conclusiones respecto a su contenido.
Deberá tenerse en cuenta que la unidad geográfica llamada Palestina
incluye toda el área del actual Estado de Israel, el Reino Hashemita
de Jordania y el territorio en disputa entre ellos. Por lo tanto, la
"liberación de Palestina" propugnada por el Pacto significa en
realidad la erradicación de Israel - y, eventualmente, también de
Jordania - como un Estado independiente.
Este es, realmente, el objetivo central de la organización que ha
adoptado el Pacto como su Carta constitucional oficial - la
"Organización de Liberación Palestina", conocida como la OLP.

ARTÍCULOS DEL PACTO

Artículo 1: Palestina es la patria del pueblo árabe palestino; es una
parte indivisible de la patria árabe, y el pueblo palestino es una
parte integral de la nación árabe.

Artículo 2: Palestina, con las fronteras que tuvo durante el Mandato
Británico, constituye una unidad territorial indivisible.

Artículo 3: El pueblo palestino posee el legítimo derecho a su patria
y tiene el derecho a determinar su destino después de lograr la
liberación de su país, de conformidad con sus deseos y enteramente de
su propia voluntad y acuendo.

Artículo 4: La identidad palestina es una característica inherente,
genuina y esencial; es transmitida de padres a hijos. La ocupación
sionista y la dispersión del pueblo árabe
palestino, a causa de los desastres que le acontecieron, no les hacen
perder ni les anula su identidad palestina y su pertenencia a la
comunidad palestina.

Artículo 5: Los palestinos son aquellos ciudadanos árabes que, hasta
1947, residieron normalmente en Palestina, sin tener en cuenta si
fueron expulsados de ella o han
permanecido allí. Todo aquél que nació de padre palestino después de
esa fecha - sea en Palestina o fuera de ella - es también un
palestino.

Artículo 6: Los judíos que normalmente residían en Palestina hasta el
comienzo de la invasión sionista serán considerados Palestinos.

Artículo 7: Que existe una comunidad palestina y que ésta tiene
vínculos materiales, espirituales e históricos con Palestina, son
hechos irrefutables. Es un deber nacional
educar a cada individuo palestino en un modo árabe revolucionario.
Todos los medios de información y educación deben ser adoptados a fin
de familiarizar al palestino con su
país, en la forma más profunda, tanto espiritual como material, que
sea posible. Debe estar preparado para la lucha armada y dispuesto a
sacrificar su riqueza y su vida para
recuperar su patria y lograr su liberación.

Artículo 8: La etapa en su historia que está viviendo ahora el pueblo
palestino, es de la lucha nacional (watani) por la liberación de
Palestina. Por lo tanto, los conflictos entre las
fuerzas nacionales palestinas son secundarios y deben cesar en
beneficio del conflicto básico que existe entre las fuerzas del
sionismo y el imperialismo por un lado, y el pueblo árabe palestino
por el otro. Sobre esta base, las masas palestinas, sin que importe si
ellas están residiendo en la patria nacional o en la diáspora
(mahajir), constituyen - tanto su organización como los individuos - u
frente nacional que actúa para la recuperación de Palestina y su
liberación por medio de la lucha armada.

Artículo 9: La lucha armada es el único camino para la liberación de
Palestina. Esta es la estrategia total, no meramente una fase táctica.
El pueblo árabe palestino afirma su absoluta determinación y su
inflexible resolución de continuar la lucha armada y trabajar por una
revolución popular armada para la liberación de su país y su retorno a
él.
Afirma también su derecho a una vida normal en Palestina y a ejercer
su derecho a la autodeterminación y a la soberanía sobre ella.

Artículo 10: Las acciones de comandos constituyen el núcleo de la
guerra de liberación popular palestina. Esto requiere su escalada,
extensión y movilización de todos los esfuerzos populares y
educacionales palestinos y su organización y participación en la
revolución armada palestina. Esta demanda también el logro de la
unidad para la lucha nacional (watani) entre los diferentes grupos del
pueblo palestino y entre el pueblo palestino y las masas árabes para
así asegurar la continuación de la revolución, su escalada y su
victoria.

Artículo 11: Los palestinos tendrán tres lemas: unidad nacional
(wataniyya), movilización nacional (qawmiyya) y liberación.

Artículo 12: El pueblo palestino cree en la unidad árabe. A fin de
contribuir con su parte para alcanzar ese objetivo, ellos deben, sin
embargo, en la actual etapa de su lucha,
salvaguardar su identidad palestina y desarrollar su conciencia de tal
identidad, y oponerse a todo plan que tienda a disolverla o
menoscabarla.

Artículo 13: La unidad árabe y la liberación de Palestina son dos
objetivos complementarios, la obtención de cualquiera de ellos
facilita la consecución del otro. Así, la unidad árabe conduce a la
unidad árabe; y la acción para la realización de un objetivo marcha,
lado a lado, con la acción para la realización del otro.

Artículo 14: El destino de la nación árabe, y por cierto de la
existencia árabe misma, depende del destino de la causa palestina. De
esta interdependencia surge la búsqueda de la nación árabe y su
esfuerzo por la liberación de Palestina. El pueblo de Palestina
desempeña el papel de vanguardia en la realización de esta sagrada
meta nacional (qawmi).

Artículo 15: La liberación de Palestina, desde un punto de vista
árabe, es un deber nacional (qawmi) e intenta repeler la agresión
sionista e imperialista contra la patria árabe y aspira a la
eliminación del sionismo en Palestina. La absoluta responsabilidad
para este cometido recae sobre la nación árabe de Palestina en la
vanguardia. En consecuencia, la nación árabe debe movilizar todo su
potencial militar, humano, moral y espiritual para participar
activamente con el pueblo palestino en la liberación de Palestina.
Particularmente en la fase de la revolución armada palestina, la
nación árabe debe ofrecer y suministrar al pueblo palestino toda ayuda
posible y oportunidades que les permitan
continuar desempeñando su papel de conducción en la revolución armada,
hasta que liberen su patria.

Artículo 16: La liberación de Palestina, desde un punto de vista
espiritual, dará a la Tierra Santa una atmósfera de seguridad y
tranquilidad, lo que a su vez servirá de salvaguardia de los
santuarios religiosos del país y garantizará la libertad de culto y de
visita para todos, sin discriminación de raza, color, idioma o
religión. Por consiguiente, el pueblo palestino busca el apoyo de
todas las fuerzas espirituales del mundo.

Artículo 17: La liberación de Palestina, desde un punto de vista
humano, restituirá al individuo palestino su dignidad, orgullo y
libertad. Por ello, el pueblo árabe palestino espera
el apoyo de todos aquellos que creen en la dignidad del hombre y su
libertad en el mundo.
Artículo 18: La liberación de Palestina, desde un punto de vista
internacional, es una acción defensiva exigida por las demandaaas de
autodefensa. Por ello, el pueblo árabe
pa;estino, que desea la amistad de todos los pueblos, procura el apoyo
de los Estados amantes de la libertad, la justicia y la paz, a fin de
restaurar sus legítimos derechos en Palestina, reestablecer la paz y
la seguridad en el país, y permitir a su pueblo ejercer la soberanía
nacional y la libertad.

Artículo 19: La partición de Palestina en 1947 y el establecimiento
del Estado de Israel son absolutamente ilegales, cualquiera sea el
tiempo transcurrido, porque fueron contrarios a la voluntad del pueblo
palestino y a su derecho natural en su patria, e inconsistentes con
los principios incorporados en la Carta de las Naciones Unidas,
particularmente el derecho a la autodeterminación.

Artículo 20: La declaración Balfour, el Mandato para Palestina y todo
lo que ha sido basado en ellos, son considerados nulos e inválidos.
Las pretensiones de lazos históricos o religiosos de los judíos con
Palestina son incompatibles con los hechos de la historia y la
verdadera concepción de lo que constituye la existencia y
reconocimiento como Estado. El judaísmo, siendo una religión, no es
una nacionalidad independiente. Tampoco constituyen los judíos una
nación única con una identidad propia; ellos son ciudadanos de los
Estados a los que pertenecen.

Artículo 21: El pueblo árabe palestino, expresándose a sí mismo a
través de la revolución armada palestina, rechaza todas las soluciones
que sean sustitutos de la total liberación
de Palestina y rechaza todas las propuestas que tiendan a la
liquidación del problema palestino o su internacionalización.

Artículo 22: El sionismo es un movimiento político orgánicamente
asociado con el imperialismo internacional y antagónico a toda acción
por la liberación y a los movimientos
progresistas en el mundo. Es racista y fanático por su naturaleza,
agresivo, expansionista y colonialista en sus objetivos y fascistas en
sus métodos. Israel es el instrumento del movimiento sionista y una
base geográfica para el imperialismo mundial situado estratégicamente
en medio de la patria árabe para combatir las esperanzas de la nación
árabe por su liberación, unidad y progreso. Israel es una constante
fuente de amenaza para la paz en el Medio Oriente y en el mundo
entero. Puesto que la liberación de Palestina destruirá al sionismo y
la presencia imperialista y contribuirá al establecimiento de la paz
en el Medio Oriente y el pueblo palestino busca el apoyo de todas las
fuerzas pacíficas y progresistas y les urge a todas ellas,
prescindiendo de sus afiliaciones y creencias, que ofrezcan toda su
ayuda y respaldo al pueblo palestino en su justa lucha por la
liberación de su patria.

Artículo 23: Las exigencias de seguridad y paz, así como las demandas
de derecho y justicia, reclaman de todos los Estados considerar al
sionismo como un movimiento ilegítimo, declarar su existencia fuera de
la ley y prohibir sus actividades, para preseervar así las relaciones
amistosas entre los pueblos y salvaguardar la lealtad de los
ciudadanos a sus respectivas patrias.

Artículo 24: El pueblo palestino cree en los principios de justicia,
libertad, soberanía, autodeterminación, dignidad humana y en el
derecho de todos los pueblos a ejercerlos.

Artículo 25: Para la realización de los objetivos de esta Carta y de
sus principios, la Organización de Liberación Palestina asumirá su
papel en la liberación de Palestina de acuerdo con la Constitución de
esta Organización.

Artículo 26: La Organización por la Liberación de Palestina,
representante de las fuerzas revolucionarias palestinas, es la
responsable por el movimiento del pueblo árabe palestino en su lucha -
para la recuperación de su patria, redimirla y retornar a ella, y
ejercer el derecho a la autodeterminación en ella - en todos los
campos, sean militares, políticos y financieros, y también para todo
lo que pueda ser requerido por el caso palestino en los niveles
interárabe o internacional.

Artícullo 27: La Organización de Liberación Palestina cooperará con
todos los Estados árabes, cada uno conforme a sus capacidades; y
adoptará una política neutral en sus
relaciones con ellos, a la luz de las exigencias de la guerra de
liberación; y sobre esta base no interferirá en los asuntos internos
dde ningún Estado árabe.

Artículo 28: El pueblo árabe palestino afirma la utenticidad e
independencia de su revolución nacional (wataniyya) y rechaza toda
forma de intervención, administración fiduciaria y subordinación.

Artículo 29: El pueblo palestino posee el fundamental y genuino
derecho legal para liberar y recuperar su patria. El pueblo palestino
determina su actitud para con todos los Estados y fuerzas sobre la
base de las posiciones que ellos adopten vis a vis el caso palestino y
la extensión del apoyo que ofrezcan a la revolución palestina para
cumplir los propósitos del pueblo palestino.

Artículo 30: Los combatientes y portadores de armas en la guerra de
liberación constituyen el núcleo del ejército popular que será la
fuerza protectora para los logros del pueblo árabe
palestino.

Artículo 31: La Organización tendrá una bandera, un juramento de
lealtad y un himno. Todo esto será decidido de conformidad con una
regulación especial.

Artículo 32: Reglamentos, que serán conocidos como la Constitución de
la Organización de Liberación Palestina, serán anexados a este Pacto.
Formularán la forma en la cual estarán constituídas la Organización,
sus órganos e instituciones; la respectiva competencia de cada uno de
ellas, y los requerimientos de sus obligaciones conforme al Pacto.

Artículo 33: Este Pacto no será enmendado salvo por (el voto de) una
mayoría de dos tercios del total de los miembros del Congreso Nacional
de la Organización de Liberación Palestina (emitido) en una sesión
especial convocada para ese propósito.