jueves, febrero 23, 2006
lunes, febrero 20, 2006
Kolót: La venganza de los "caricaturistas"
Kolót: Violaciones musulmanas en grupo: Disturbios en Australia
Violaciones musulmanas en grupo: Disturbios en Australia | |
Violaciones musulmanas en grupo Disturbios en Australia Por Sharon Lapkin Colaboraciones nº 730 | 2 de Enero de 2006 http://www.gees.org/articulo/2009/47 La clase media de Australia estallaba esta semana en unos disturbios de cólera y peleas, a consecuencia de la sentencia por violación de un varón islámico y el apaleamiento de dos salvavidas australianos, en uno de los peores episodios de disturbios raciales durante décadas. Pero hay más en esta noticia de lo que se está repitiendo en los principales medios americanos La cadena de violaciones comenzaba cuatros días después de haber puesto el pie en Australia. Y durante su juicio por asalto sexual en un tribunal de Nueva Gales del Sur, el varón paquistaní [acusado] comenzaba a regañar a una de sus llorosas víctimas de 14 años porque había cometido la temeridad de negar con la cabeza durante su testimonio. Pero a ella no le faltaban motivos para expresar su disgusto. Tras hacer su juramento sobre el Corán, el varón conocido solo como MSK declaraba al tribunal que si él había cometido cuatro violaciones de niñas de 13 años mínimo, era porque ellas no tenían derecho a decir no. No se cubrían la cara ni llevaban el velo, y por tanto, proclamaba el violador: No estoy haciendo nada malo. MSK ya está condenado a 22 años de prisión por incitar a sus tres hermanos menores a violar en grupo a otras dos jóvenes de Sydney en el 2002. En su propia defensa, argumentó que su contexto cultural era el responsable de sus crímenes. Y tiene razón. En algunas partes de Pakistán, el asalto sexual violación en grupo incluida está oficialmente autorizado como forma legítima de implementar el sistema de valores sociales. El consejo de una aldea ordenaba recientemente que cinco jóvenes debían ser secuestradas, violadas o asesinadas por rehusar ser tratadas como bienes materiales. Las jóvenes tenían edades comprendidas entre los seis y los 13 años cuando fueron casadas sin su conocimiento, con el fin de pagar una deuda familiar, y cuando se presumió que el hermano de 12 años de Mukhtar Mai había cometido una ofensa en una pequeña aldea agrícola paquistaní, el consejo de la aldea ordenó que su hermana fuera violada en grupo. Así, ella fue conducida a una choza donde cuatro hombres la violaron repetidamente. Según la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, hubo 804 casos de tales violaciones oficialmente orquestadas en el 2000, y 434 de ellos fueron violaciones en grupo. Y por si eso no es bastante malo, es de esperar que las víctimas de tales atrocidades cometan suicidio, porque las víctimas de violación llevan una vergüenza irreparable a su familia. De modo que cuando MSK cometía sus actos de violación mientras estaba de visita en Australia, simplemente estaba perpetuando su propia herencia cultural. Se enorgullece de una sociedad en la que la violencia sexual oficialmente condonada se emplea comúnmente como medio de implementar la sumisión de la mujer. Y aquí es donde chocan los dos pilares fundamentales de la Izquierda moderna: la irresistible fuerza del relativismo cultural colisiona con el pilar inamovible de la igualdad de género. Pero en el siglo XXI, es el segundo el que tiene que prevalecer. Las posiciones de laissez faire del relativismo cultural son inaceptables en una sociedad moderna. La mutilación genital femenina no es una pintoresca costumbre tribal que tengamos que respetar: es un barbarismo, puro y simple. Pero aún así, muchos izquierdistas occidentales excusan habitualmente estos crímenes contra la mujer con el fin de mantener la solidaridad política con sus aliados del mundo islámico. Después de todo, sería difícil hacer causa común con los grupos musulmanes del movimiento pacifista si los progresistas comienzan a criticar la práctica de la poligamia. Junto con la inmigración islámica a Occidente, han llegado los sistemas de valores del Tercer Mundo con respecto al tratamiento de la mujer. No debemos dejarnos seducir por los falsos pilares del relativismo cultural que tolera matrimonios forzados, violaciones oficialmente autorizadas o matanzas de honor. En la corriente única de multiculturalismo de Australia se conceden tanto derechos como obligaciones: mientras que la diversidad cultural y lingüística ha de ser apreciada, cada australiano tiene que suscribir un estándar único de derechos humanos. Los australianos tienen que repudiar a la fuerza la corrupción de la idea multicultural que condonaría crímenes contra las mujeres y apoyaría el jihadismo. Los peligros del relativismo cultural se hicieron obvios en Australia el pasado fin de semana, cuando las tensiones étnicas tanto tiempo ocultadas estallaron en forma de violencia en la Playa de Cronulla, cerca de Sydney. Los problemas comenzaron cuando un grupo de varones de Oriente Medio fueron atacados por tumultos de locales furiosos. El Representante local del Parlamento, Bruce Baird, afirmaba que la protesta pública era la venganza por los atentados de Bali y el 11 de Septiembre. Pero Baird también explicó que una cadena de violaciones con violencia en el área había sacado a los locales a la calle y que un grupo de varones de Oriente Medio había atacado a dos salvavidas australianos el fin de semana anterior. Los locales declararon a los medios tras los disturbios que estaban hartos de pandillas libanesas musulmanas que insultan a sus hijas y mujeres y que les lanzan colillas. A continuación, en un intento prístino de explotar las tensiones étnicas locales en su propio beneficio, se presentaron los neonazis. Pero los australianos corrientes expresaron su frustración tanto con la violencia perpetrada por los varones de Oriente Medio como por la tentativa igualmente violenta por parte de racistas blancos de explotarla. Al tiempo que rechazan los principios del neonazismo, los australianos de clase media que viven en las inmediaciones de la Playa de Cronulla decían haber tenido bastante de esta oleada de crimen motivada culturalmente en medio de una oleada de violencia que también es inaceptable. Los disturbios raciales en el Sydney suburbano representaron un choque entre dos polos opuestos, la supremacía blanca y la supremacía masculina islámica. El australiano medio busca un punto intermedio entre estos dos extremos viles, en el que se aplique a todos un estándar único de justicia y ley. Sharon Lapkin es doctor por la Universidad de Melbourne y alto mando retirado de la Marina Australiana |
Kolót: La lacra de los moderados
La lacra de los moderados | |
La lacra de los moderados Por Charles KrauthammerColaboraciones nº 806 | 16 de Febrero de 2006 http://www.gees.org/articulo/2161/41 Mientras que mucho del mundo islámico estalla en una orquestada histeria por las viñetas de Mahoma, hay voces de la razón que se pueden oír a ambos lados. Algunos líderes y organizaciones islámicas a la vez que respaldaban el dolor de los manifestantes y compartían su indignación, expresaban su oposición a la violencia como medio de expresión. Sus homólogos occidentales - los intelectuales, y en esto incluyen a la mayoría de periódicos en Estados Unidos - están en el mismo plano. Mientras que, por supuesto, respaldan el principio de la libertad de expresión, critican al periódico danés por abusar del derecho de publicar viñetas ofensivas y se declaran opuestos, en nombre de la sensibilidad religiosa, a hacer lo mismo. ¡Dios nos salve de las voces de la razón! Lo que pasa por moderación en la comunidad islámica - "Comparto tu rabia pero no quemes esa embajada" - no es nada de eso. Simplemente es una cínica forma de respaldar los objetivos de la turba sin respaldar sus métodos. Es un fraude porque al mismo tiempo que pretenden defender el principio de la sensibilidad religiosa, sólo hay interés en esta instancia de insensibilidad religiosa. ¿Alguno de estos "moderados" ha protestado alguna vez siquiera por las grotescas viñetas de cristianos y muy especialmente de judíos que se publican a diario a través de todo Oriente Medio? ¿Los sermones en la televisión palestina que hacen referencia a los judíos como hijos de cerdos y monos? ¿La serie de televisión siria emitida en horario estelar en la que muestran a rabinos masacrando a un niño gentil para beberse su sangre en un rito? ¿La serie egipcia de ¡41 capítulos! basada en esa falsificación zarista antisemita (e inspiración de los nazis) llamada "Los Protocolos de los sabios de Sión" en la que muestran a los judíos tramando una conspiración que viene desde hace un siglo para conquistar el mundo? Un verdadero musulmán moderado es uno que protesta contra la profanación de toda fe. Aquellos que no son moderados sino hipócritas, oportunistas y agentes de los alborotadores, simplemente usan tácticas distintas para llegar al mismo objetivo: Imponerle a Occidente, poseedor de la tradición de libertad de expresión, una serie de tabúes que son exclusivos de la fe islámica. Estos no son defensores de la religión, son supremacistas musulmanes tratando de imponer sus dictados sobre un Occidente liberal. Y estos "moderados" son ayudados por los "moderados" occidentales que publican imágenes de la Virgen María cubierta en excremento de elefante, aclaman como arte - merecedor subsidio público - el "Cristo en orina" (un crucifijo puesto en un bote lleno de orina) pero se sienten invadidos por una repentina sensibilidad religiosa cuando el tema es Mahoma. Si no hubieran sido tan hipócritas, uno podría defender su rechazo a publicar esas viñetas fundando la motivación en que el valor de la noticia a veces puede ser superado por el buen gusto y la sensibilidad. Después de todo, en nombre de la decencia más elemental, los periódicos americanos por lo general - y correctamente - no publican fotos de cadáveres, no importa su valor como noticia. Hay un argumento sobre la "sensibilidad" de no haber publicado las viñetas en primer lugar, allá por Septiembre cuando aparecieron por primera vez en un periódico danés. Pero no estamos en Septiembre. Estamos en Febrero. Las viñetas han sido publicadas y el periódico, los editores y la misma Dinamarca han sido atacados de forma salvaje. Después de múltiples incendios provocados, boicots y amenazas de cortar manos y cabezas, el asunto ya no tiene valor como noticia, es decir que un periódico tenga que publicarlas para informar a sus lectores qué es lo que está pasando. El asunto ahora es la solidaridad. La turba está tratando de ordenar a los periódicos occidentales, en realidad a los gobiernos occidentales, lo que es o no un objeto legítimo de discusión y caricaturización. Las viñetas no empiezan siquiera a acercarse al nivel artístico de la prosa de Salman Rushdie pero ése no es el punto. El punto es quién decide lo que se puede decir, lo que se puede dibujar, dentro de los constreñimientos de lo que curiosamente consideramos como el mundo libre. La turba ha convertido esto en un ensayo de prueba de la libertad de expresión en Occidente. Los periódicos alemanes, franceses e italianos que han vuelto a publicar estas viñetas no lo hicieron para informar sino como un desafío, para declarar que no van a ser intimidados por la turba. El asunto aquí es el miedo. La razón no dicha por la que muchos periódicos no quieren publicarlas no es sensibilidad sino miedo puro y duro. Saben lo que le pasó a Theo van Gogh, que hizo una película sobre el tratamiento islámico de las mujeres y lo mataron clavándole con un cuchillo un manifiesto islamista en el pecho. Los disturbios e incendios a escala mundial son instrumentos de intimidación, recordatorios del destino de van Gogh. Los islámicos "moderados" son los agentes e intérpretes de la turba, amenazándonos con que no lo hagamos otra vez. Y los "moderados" occidentales son sus aterrados colaboradores que dicen: "No se preocupen, nosotros no lo haremos. Son esos daneses. Nosotros somos inocentes. Perdónenos la vida. Por favor". |